Los motoristas representan el mayor número de víctimas en accidentes de tránsito. Durante las festividades de Nochebuena y Navidad había 12 motoristas entre las 18 personas que perdieron la vida en sucesos.
Lo extraño es que a pesar de que circulan con su vida en juego los motociclistas no respetan leyes en sus desplazamientos.
Violan semáforos, túneles y elevados; circulan en vía contraria, sin casco protector, con teléfono en la mano y a los agentes de la Digesett en las intersecciones ni en ninguna parte les hacen el menor caso.
Para colmo de males en la inmensa mayoría de crímenes y asaltos cometidos en el país participan motores por la facilidad con que se desplazan y la misma permisividad con que operan.
La gente se pone a buen resguardo frente a la presencia de algún motorista, sin importar que se trate de un mensajero o de una persona que cumple con las leyes.
Por unos cuantos pagan todos. Se calcula que en el país hay más de tres millones de motores. En las estadísticas que colocan a República Dominicana como líder en accidentes de tránsito, los motociclistas se llevan el galardón.
Sin embargo, las autoridades no acaban de regular con acciones eficaces la circulación de motores.
No puede ser que los motoristas circulen como chivos sin ley, poniendo en peligro la vida de transeúntes y de conductores de vehículos privados. La plaga de los motoristas tiene que enfrentarse como cualquier otra epidemia.